Un argumento importante para la conservación de las especies es la importancia de la biodiversidad en el desarrollo de nuevos medicamentos para el tratamiento de enfermedades humanas. Hoy en día, más del 50% de los medicamentos comercializados se extraen de fuentes naturales o se producen utilizando productos naturales como los materiales de partida de la síntesis. Aquí, en el Parque Nacional Coiba, se descubrió que una pequeña cianobacteria, o especie de alga azul-verde, produce una sustancia química que ha demostrado ser un potente agente anticancerígeno.
Las plantas marinas, los microbios y los animales producen una amplia variedad de compuestos para su propio uso en defensa contra depredadores o competidores o para su uso en comunicaciones químicas. Muchos de estos compuestos tienen potencial farmacéutico, y algunos se usan actualmente como la base de medicamentos vitales contra el cáncer y antivirales. Con más de 200,000 especies descubiertas de invertebrados y algas solo en el océano, el ambiente marino es una fuente de increíble diversidad química.
En nuestro propio Parque Nacional Coiba, se recolectó una especie de cianobacteria panameña y se descubrió que producía un compuesto que parece tener potentes propiedades anticancerígenas. En 2008, el Dr. Kerry McPhail de la Universidad Estatal de Oregón, mientras buceaba en el Parque Nacional Coiba, recolectó algas azul-verdes o cianobacterias para su estudio. A partir de este espécimen original, los científicos han extraído un compuesto llamado coibamida A, y en investigaciones e investigaciones han descubierto que tiene una capacidad única como compuesto anticancerígeno, que funciona a través de un mecanismo que aún no está presente en los medicamentos contra el cáncer existentes.
Aún más emocionante es el éxito de la coibamida A durante los exámenes para atacar y matar las células cancerosas de los glioblastomas, tumores cerebrales que aún tienen muy pocas opciones de tratamiento, ya que crecen rápidamente y no responden muy bien a los medicamentos de quimioterapia. También se ha demostrado que mata las células de los tumores de cáncer de mama triple negativo, otro tipo de cáncer que todavía es muy difícil de tratar.
La coibamida A ahora continúa estudiándose a medida que los científicos intentan comprender mejor cómo funciona, cómo se puede producir de forma sintética y si podría convertirse en un nuevo medicamento contra el cáncer.
Con tantas especies de bacterias marinas y otros organismos aún por descubrir y sin describir, la biodiversidad de nuestros océanos puede tener el potencial de descubrir los secretos para tratar muchas de las enfermedades que hoy en día nos parecen más devastadoras.
Por Daryll Carlson
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